Autora: Jennifer Puglisevich
Fuente: Psicologia Infantil, Facebook
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“Cuando se naturaliza el maltrato infantil: el golpe justificado, el insulto necesario, el grito merecido, la descalificación, la invalidación del otro y otras formas de violencia pasiva.
Llevan a estas heridas invisibles, corazas que esconden la consigna “soy fuerte, nadie me pasa a llevar. Digo lo que pienso y no me importa nadie”. La soberbia, la arrogancia, la prepotencia. Que en muchos casos pocos saben que no son cualidades, son cicatrices, abiertas y peor… aún sangrantes.
Invisibles, tan invisibles, que quienes las portan la reproducen y defienden. Justifican y agradecen porque gracias a todas esas marcas en su piel y en su psiquis son gente de bien… Siguen abogando a favor del maltrato como forma de disciplinamiento.
Sus vidas es maltrato, maltrato en el trabajo, cuando conducen, cuando van al estadio, con el/la garzón, con el/la cajera, con su pareja y obviamente con sus hijos/as… Hijos/as que mañana también será maltrato encarnado.
Y el maltrato consigo mismos, disimulado en forma de trastornos de ansiedad y depresión. Autoexigencia, auto flagelación, descargas de ira desbordada que provienen de un lugar que “piensan que desconocen”… pareciera ser demasiado doloroso reconocerlo y mirarlo de frente, porque en lo más profundo saben muy bien que tal lugar tiene nombre y apellido.”
.-Jennifer Puglisevich-.
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