Autora: Blanca García
Fuente: Crianza En Flor
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¡Convencida mi pequeño! Existe el final del puerperio y la desfusión emocional. Lo estoy viviendo de nuevo, esta vez contigo.
El fin del puerperio y la desfusión emocional están relacionados con el desarrollo del Yo de nuestros hijos e hijas, por ahí desde los 18 meses en adelante, un poco antes o un poco después. Otra vez, al igual que el inicio del puerperio, es una experiencia a nivel de cuerpo energético, que en esta oportunidad nos impulsa a ayudarlos a que comiencen a diferenciarse de nosotras. A nivel físico-emocional, pienso que algunas mujeres que amamantamos vivimos lo que se conoce como la “agitación del amamantamiento”, una experiencia tan distinta a la sensación de oxitocina de la lactancia, que nos hace sentir abrumadas, incómodas, e incluso, avergonzadas de querer empujar a nuestros hijos e hijas a la diferenciación.
La recta final del puerperio es una sensación que, con o sin lactancia, se asemeja a la respuesta instintiva de la pájara que empuja a su pichón fuera del nido para que aprenda a volar o a la de la perra que da apretones a sus cachorros para que jueguen lejos de ella. Es creer en las fortalezas de los hijos, es sentir su necesidad de exploración, es re-encontrarnos con nosotras mismas, es sentirse llamada al mundo sin la cría pegada al cuerpo y es necesitar que nuestros hijos sean cuidados por la tribu mientras nosotras exploramos el mundo con un nuevo cuerpo y una nueva psiquis. Es una sensación ambivalente, a veces la confundimos con rechazo y se vuelve abrumadora. Sin embargo, es algo completamente natural, sabio, fortalecedor y una nueva oportunidad de mirar nuestras luces y sombras. Y como siempre, tal como al inicio del puerperio, tenemos el poder de decidir vivirlo en forma respetuosa de los ritmos de los hijos, conversándolo, poniéndole palabras y compartiendo “la mochila” con otros, en especial con nuestro núcleo familiar y con otras madres que estén en la misma metamorfosis.
Así que aquí estoy, viviendo el final de este puerperio a tus 2 años 3 meses. Emergiendo de las aguas puerperales. Sintiendo deseos de salir sola, disfrutando de hacer cosas sin tu compañía, de reencontrarme con mi cuerpo, de dejarme llevar por mi líbido despierto y de gozar verte vivir como un ser distinto a mí.
¡La naturaleza es tan sabia! ¡El desarrollo de tu Yo está en marcha! ¡El reencuentro con mi nuevo ser-mujer a comenzado!
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Blanca García
Directora/Fundadora de Crianza En Flor
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