Autora: Entrevista a Blanca Garcia, fundadora/directora de Crianza En Flor
Fuente: Emol
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También conocido como porteo, se dice que tiene muchos beneficios físicos y psicológicos, tanto para los niños como para sus padres o cuidadores.
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¿Cargarías a tu hijo en brazos hasta los 5 años? ¿Eres capaz de regalar tu cercanía corporal en todo momento a tu bebé? ¿Quieres abrazar a tu niño o niña y entregarle todo tu amor con ese gesto?
El porteo o crianza en brazos es el nombre que se da al acto de cargar a los bebés, tal como lo hacen los canguros.
No es un dogma ni un método de crianza, según explica Blanca García, terapeuta floral de infancia, embarazo, puerperio y creadora del espacio “Crianza En Flor”, que difunde libros, productos e información que propician la crianza respetuosa.
“La exterogestación es una conducta natural de los seres humanos que ha estado presente en la historia por siglos y que ha permitido mantener a los hijos con vida”, afirma.
El concepto, dice, surge de los estudios en anatomía, fisiología, psicología, antropología y neurociencias realizados en Alemania, Sudáfrica, Estados Unidos e Inglaterra, que sostienen que nacemos de forma prematura con sólo el 25% de nuestro cerebro desarrollado y que, por ello, nos toma muchos más años alcanzar la independencia.
Entonces, para nacer en iguales condiciones que otros mamíferos, postulan que nuestra gestación debería durar 18 meses.
Blanca García argumenta que los sistemas del niño necesitan recibir información de su madre para poder regular la función cardiovascular, los ritmos del sueño, la función inmune y los niveles hormonales. “Es decir, cuando un bebé está en contacto directo con su madre, todos sus sistemas se mantienen en forma regular”, añade.
En este sentido, la experta sostiene que la exterogestación tiene múltiples beneficios para ambas partes. En el caso de los niños, disminuye las posibilidades de que padezcan cólicos, porque reciben un masaje constante en su sistema digestivo, los que además incrementa el desarrollo neuronal. Asimismo, asegura que previene y corrige la displasia de caderas.
En tanto, a las portadoras las ayuda a darse cuenta más fácilmente de las necesidades del bebé, se anticipan, son más seguras, tranquilas y confiadas, y pueden realizar tareas cotidianas dentro y fuera de la casa.
Volver al pasado
Blanca García, que también es educadora y profesora de educación básica, indica que ni las cunas, las sillas nidos, los coches ni los centros de actividades logran estimular a un bebé como lo sabe hacer naturalmente el cuerpo de su madre.
“Llevar a tu hijo en brazos es como besarlo. No mides el tiempo, ni el lugar, sólo la necesidad de brindarle lo que necesita en su transición entre el útero y el mundo. Y desde el punto de vista del bebé, mientras más, mejor”, señala.
Por lo tanto, asegura que un bebé criado en contacto con el cuerpo de su madre es un ser humano que tiene sus necesidades físicas y emocionales satisfechas, “con un desarrollo físico, mental, emocional y espiritual naturalmente armónico, con un nivel de estrés y ansiedad controlado y, por sobre todo, es un bebé sano, seguro y feliz”.
La experta sostiene que también es posible realizar la exterogestación con cargadores o portabebés, siempre y cuando sean ergonómicos.
“Es porque ofrecen una postura respetuosa con la fisiología del bebé y del papá o mamá que lo lleva, entre ellos está el fular, el mei tai, la bandolera y la mochila ergonómica”, comenta la educadora.
Con ellos, la espalda del portador no duele, debido a que el bebé adopta una posición natural y cómoda. Sus piernas no cuelgan, la columna queda bien sujeta y su peso no recae sobre sus genitales. Es decir, el aparato se ajusta y adapta al cuerpo del bebé para permitirle descansar sobre su madre, sin cargar con su propio peso.
“La idea es que sujete perfectamente al bebé y libere por completo las manos del adulto portador”, afirma.
Blanca García alienta a practicar la exterogestación. “Un bebé no se acostumbra a estar en brazos sino que se acostumbra a estar sin ellos. Lo que no quiere decir que no los necesite. Si a tu bebé le ofreces tus brazos cuando los necesita, jamás te los rechazará”, asegura.
Agrega que las familias que portean a sus hijos en brazos lo hacen cada vez que estos lo necesitan y que esto suele ocurrir hasta alrededor de los 5 años. Luego, dice, los niños prefieren caminar y conservar su espacio personal.
“Edad límite para la criar en brazos a un bebé no hay, y nunca será tarde para un adulto disponerse a dar sus brazos a su hijo, así como nunca es tarde para un hijo recibir los brazos de sus padres”, concluye.
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