Autora: Blanca García
Fuente: Crianza En Flor
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Trabajar fuera de casa y lejos de nuestro bebé no es sinónimo de destete, se puede continuar la lactancia materna si lo queremos. ¿Cómo continuar? ¿Cómo sortear los cambios y desafíos que tiene este nuevo escenario? Lo principal es confiar en nosotras mismas, contar con información de calidad y recibir apoyo de nuestro entorno. Las leyes actuales no son amigables con la lactancia materna, pero lo que hay podemos utilizarlo a nuestro favor.
Al volver a trabajar fuera de casa nos invade la preocupación, la angustia y se nos parte el alma en dos al imaginar cuanto sufrirá nuestro hijo/a sin nuestra leche y nuestro cuerpo. O bien, salir a trabajar nos llena de entusiasmo, nos revitaliza, lo hacemos con gusto y es nuestra decisión. O, una mezcla de ambas. En cualquiera de los casos, nos inundan las preguntas. Vemos que nuestro bebé depende de “su teta”, nos necesita a demanda para alimentarse, para dormirse, para consolarse. ¿Qué será mejor para continuar?
Podríamos llegar a pensar que sufrirá menos si destetamos. Pero lo cierto, es que al salir a trabajar no estaremos separados las 24 horas, por lo que no es necesario privarlo de lo que necesita (y que nos gusta), sólo porque estaremos separados parte de la jornada diaria. Al reencontrarnos cada día, o cada noche, podemos continuar con nuestra lactancia a demanda. Lo esencial al salir a trabajar, no es pensar en esas horas de lejanía, sino que poner toda nuestra atención en cómo responderé a las necesidades de mi hijo/a las horas que estemos juntos.
¿Cómo hacerlo? Algunos datos útiles que aprendí, desde la experiencia, cuando me tocó salir a trabajar y dejar a mi hija de casi 7 meses en casa:
1. Asistir a un grupo de apoyo de la Liga de la Leche o, si no hay en nuestra ciudad, comunicarnos con una de sus lideres. Encontraremos apoyo, experiencias e información actualizada. En este enlace todos los datos para que te comuniques con ellas. Es gratuito.
2. Familiarizarse con la extracción de leche materna. Conociendo la extracción manual o un aparato extractor (manual o eléctrico). Sin la intención de hacer propaganda, comento que utilicé un extractor manual usado, marca Avent, que me regaló una compañera de trabajo.
3. Hacer nuestro propio banco de leche materna. Extrayéndonos leche durante el día y congelándola en porciones de 50 ml. Recomiendo usar envases de vidrio de esos en que viene la salsa de tomates. La leche congelada dura alrededor de 3 meses. ¿Por qué de día y en porciones pequeñas? La leche que producimos de noche tiene “ingredientes” que propician el sueño y no queremos que nuestro bebé comience a dormir de día como si fuera la noche. Las porciones pequeñas ayudan a no tener que descongelar más de lo que nuestro bebé consume, la leche una vez calentada ya no se puede reutilizar y tenemos que desecharla. Pincha el video de abajo para saber más sobre extracción y almacenamiento de leche materna.
4. No es necesario preparar al bebé desde antes, privándolo de mamar, para introducir mamadera. Tampoco la mamadera es necesaria, es más sugerido el vaso de aprendizaje o una cuchara pequeña. Sin embargo, si asiste a sala cuna y la mamadera se convierte en la única opción por protocolo, ofrécela unos días antes, con mucho cariño, no lo presiones a alimentarse, no lo prives de tu cercanía (física y emocional). Ayuda mucho explicarle que a través del vasito, la cuchara o la mamadera recibirá nuestra leche mientras no estemos, ellos siempre entienden lo que les decimos.
5. Conversar con la o las personas que lo cuidarán para que jamás lo obliguen a alimentarse, no morirá de hambre si nos espera hasta que lleguemos para ponerse al día. Respeto a sus ritmos, atención a sus señales corporales de agrado/desagrado, poner el cuidado en el vínculo, no en la cantidad que come. Recordar que la alimentación es un evento social y de disfrute. Y que “el fin jamás justificará los medios”.
6. Las leyes en Chile no son amigables con la lactancia materna (ni con la crianza), así que si nuestro empleador no accede a brindarnos un espacio especial para extraernos leche en el trabajo, deberemos asumir que nuestro lugar será el baño. Triste e inapropiado ¡Si!. Pero que eso no nos prive de la decisión que hemos tomado de extraernos nuestro “oro blanco” para nuestro hijo o hija.
7. Para abstraernos del entorno durante la extracción y estimular que nuestra leche fluya, sugiero andar trayendo una foto de nuestro bebé sonriendo, ponerla en el baño (o en el lugar que tengamos a nuestra disposición), mirarla mientras nos extraemos la leche e imaginarlo feliz. Mejor si sumamos una prenda de ropa con su olor. No mires cuanta leche sale, no concentres tu atención en el resultado. Sólo concéntrate en el proceso, en la imagen de tu bebé feliz, en los recuerdos de estar juntos pasándolo bien. ¡Verás como todo fluye! A algunas personas les choca cuando comento esto, pero suelo decir que “extraerse leche es como masturbarse, requiere estímulo en nuestros sentidos”.
8. Extraerse leche cada máximo 4 horas. No importa que sean 3 o 5 minutos. La principal función de esto es dar la señal a nuestro cuerpo que seguimos necesitando generar leche, así no bajará la producción diaria. Además, esto disminuirá la congestión mamaria y ayudará a prevenir que se tapen conductos.
9. La leche que nos extraigamos, no importa cuanta ¡cada gota cuenta!, la guardamos en un refrigerador o en un mini cooler con bolsas con hielo (gel o agua congelada). Depende de cuanto demoremos a casa, podemos trasladarla directo en la cartera o en el mini cooler con hielo. ¡Será nuestro tesoro!
10. Antes de irse a casa, sugiero pasar al baño, orinar y lavarse los dientes. ¿Por qué? Porque al llegar nuestro bebé nos mirará, estirará sus brazos y “picoteará” o tirará nuestra ropa para llegar pronto a su esperada teta. ¡No habrá tiempo para nada más! Ponerse al día será lo importante, en leche, abrazos, miradas, risas. ¡No hay nada más rico que ese reencuentro!
11. Si estamos con contrato de trabajo regular tenemos por Ley el derecho a 1 hora de alimentación hasta que nuestro hijo/a cumpla 2 años (amamantemos o no). La que podemos tomar llegando 1 hora más tarde, o saliendo 1 hora más temprano, o 30 minutos más tarde y 30 minutos más temprano, o durante la jornada. Muy importante, si la tomamos durante la jornada se agrega el tiempo de traslado de ida y vuelta. Podremos pensar que 1 hora no es nada, pero es lo que tenemos y es misión nuestra tomar lo que le corresponde a nuestros/as hijos/as por Ley. ¡Y lo cierto es que 1 hora en la vida de un bebé menor de 2 años es muchísimo tiempo!. Lamentablemente esta Ley no beneficia a las madres que trabajan a honorarios.
12. Comprender que es natural que el bebé tome menos leche materna durante nuestra ausencia. O simplemente, rechace la leche que le dejamos y prefiera alimentarse con otras cosas (avena, frutas, verduras, almuerzo). Muchos prefieren esperarnos, cambiar su ritmo de alimentación y ponerse al día cuando regresamos. Frente a esto no introduzcas otras leches, sólo confía en su cambio de ritmo.
13. Por el cambio de ritmo en la alimentación y por la ansiedad que genera la separación, lo más probable es que aumenten los despertares nocturnos. No es falta de leche. Ellos son sabios y saben que en la noche nos tendrán en exclusiva y buscan recuperar el contacto perdido durante el día. Paciencia, amor, empatía, nos aman con locura y quieren aprovecharnos mientras estamos cerca. En la medida que pase el tiempo, nos vamos adaptando y los despertares disminuyen.
14. La succìón nocturna, mantendrá asegurada la producción, ya que durante la noche se producen los peaks de las hormonas involucradas en la producción de la leche materna. Confiemos en nuestro cuerpo y en el instinto de nuestro bebé.
15. Sugiero descargar el libro de distribución gratuita “Las hijas Hirkani” en este enlace. Es de la Liga de la Leche Internacional y recopila historias de madres que trabajan y amamantan, nos ayuda con experiencias y datos concretos. Si la idea es imprimirlo, propongo hacerlo en dos páginas por hoja y por ambos lados, ya que es un libro grande y la letra se lee bien. ¡Es una compañía indescriptible! Deja la sensación de complicidad ¡Si ellas pudieron, yo también puedo!
16. El apoyo es muy importante, la valoración de nuestra tarea es fundamental. Conversar con la pareja, y/o familiares cercanos, esta etapa de nuestra sexualidad es esencial. No te silencies, no “te las comas sola”. Y si el apoyo no lo encontramos en nuestro núcleo familiar, recurramos a otras madres que están en las mismas o a grupos de apoyo como los de la Liga de la Leche mencionados más arriba.
17. Recordar que la lactancia no es sólo alimentación, es placer, vínculo y contacto. Y que se extiende hasta que nosotras y nuestros hijos/as queramos. Como dato, no está de más recordar que la Organizaciòn Mundial de la Salud y la Sociedad Chilena de Pediatría recomiendan la lactancia hasta al menos los 2 años, o hasta que mamá y niño/a lo deseen. Y esta recomendación no tiene que ver con estratos sociales, etnias o desarrollo del país. Es para todos, sencillamente porque es lo natural. ¡Sólo nosotras y nuestros hijos/as decidimos!
Comparte este texto con quien quieras, que llegue a muchas mujeres que desean amamantar. Los obstáculos que encontramos para continuar con nuestras lactancias, están determinados por falta de información y de apoyo ¡Jamás por falta de leche!
Agradezco a mi hija por su paciencia, perseverancia, tenacidad y complicidad. Le agradezco por esperarme y recibirme cada uno de esos días de separación.
Blanca García
Fundadora/directora de Crianza En Flor
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Ilustración de Mom is drawing
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