Autora: Blanca García
Fuente: Crianza En Flor

Hace unos años escribí:

“Sumergiéndome.
Sumergiéndome a lo profundo de estas aguas.
Sumergiéndome esta vez un poco más consciente.
Sumergiéndome un poquito más sabia ¿será que llego más profundo?”

Cuando lo escribí estaba iniciando un segundo puerperio, mi hijo tenía 5 días de nacido.

Y aquí estoy, casi 8 años después, con la vivencia de dos puerperios en el cuerpo, una hija de casi 12 años y un hijo de casi 8 años. Un poco más sabia me pregunto ¿Habrá algo más desafiante en la vida de una madre que ser puérpera?

Puerperio. La palabra puerperio viene de los vocablos latinos puer (niño) y peri (alrededor de), lo que viene a significar periodo alrededor del niño. Antes ni siquiera había escuchado la palabra. Tan tabú, tan solitario que es este periodo en nuestra cultura. Descubrí lo que era cuando estalló en mi cara, cual bola de nieve que venía montaña abajo. Descubrí lo que era sentirse entre la iluminación y la locura, con el cuerpo cambiado y una cría que me necesitaba para sobrevivir. Suena obvio al escribirlo, incluso trivial, las palabras jamás alcanzarán para describir lo que es estar invitada a uno de los mayores viajes que la vida puede regalar. Ahora lo sé. Es tremendo y venero a cada mujer que lo está viviendo.

Y como decía, aquí estoy casi 8 años después de iniciar un segundo puerperio en que me preguntaba “¿Será que llego más profundo?” ¿La respuesta? Llegué más profundo, al punto de sentirme más segura, confiada en que siempre puedo reparar, libre de habitar/amar mi nuevo cuerpo, abrazando mi biografía, apapachando a la niña que fui, y comprendiendo que estoy llena de fallas que no me da miedo mostrar. Fue profundo el viaje, desafiante siempre, agobiante a ratos y lleno de poder personal.

¿Les digo algo? Llegué tan profundo que descubrí un nuevo paisaje. Un espacio en el que estaba muy a gusto. Así que no emergí de las aguas del puerperio, me quedé ahí y la vida comenzó a verse distinta. Descubrí que en la profundidad, en ese estado entre la iluminación y la locura, era más fácil ser quien fui y quien quiero ser.

Hoy y aquí, desde esta profundidad medio salvaje y vulnerable, me declaro en estado de puérpera eterna.

Blanca García

Fundadora/Directora de Crianza En Flor

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