Poner el cuerpo.
Cuando caben entre tus pechos.
Cuando ya no te caben en el cuerpo.
Para bajar sus fiebres.
Para darles calor.
Para escuchar sus toses.
Para que respiren más fluidamente.
Para anticipar los vomitos, también las diarreas.
Para acompañar sus dolores de oído.
Para dar esos remedios y líquidos que, casi siempre, no quieren tomar.
Para consolar sus llantos doloridos.
Para velar sus sueños afligidos.
Para acortar las noches eternas.
Para que sientan nuestra presencia en la adversidad.
Porque te llaman.
Porque te buscan.
Porque te piden contacto.
Poner el cuerpo a los dolores y enfermedades de los hijos, con el deseo de que sanen, o al menos, se alivien en algo.
Poner el cuerpo es esa esperanza, convertida en piel, de que somos un lugar mágico que les reconforta, sana y transforma.
–
Blanca García
Educadora, doula.
Directora/fundadora de Crianza En Flor®
Ilustración @hannahhillam
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